Iniciar una relación con un arquitecto o arquitecta
puede parecer, en principio, una experiencia fantástica, una verdadera aventura
llena de intrépidas peripecias, donde se abre ante ti un mundo nuevo lleno de conocimientos
y enseñanzas, donde cada cosa que hagas tiene su sentido, su equilibrio, y en donde
cualquier vacío que encuentres siempre será ocupado por el espacio que lo
habita.
No obstante, el gremio de la arquitectura es un gremio
diferente, dispar, diverso, y sí, somos “especialitos”, para que nos vamos a
engañar. Por eso, si no conoces bien al personaje, esa aventura idílica que se
suponía ibas a vivir el resto de tus días, puede convertirse, de la noche a la
mañana, en una verdadera pesadilla.
Pongamos el ejemplo de una mujer que comienza a
salir con un hombre que pone a parir a Calatrava, es decir, con un arquitecto.
Deberá someterse a un entrenamiento duro, con mucho sacrificio, para hacer
frente a lo que le espera, el tener todos los días a un arquitecto a su vera:
1.- En el
hogar: Convivir
bajo el mismo techo con un arquitecto tiene sus ventajas e inconvenientes, ya
que, donde tú ves una casa perfecta, él ve una cuadra. Por muy bien que esté, su
distribución y decoración siempre son mejorables. Sin duda tu compañero te dirá
que lo mejor es que esté supervisado por un profesional, o lo que es lo mismo,
por él.
La vivienda estará bien organizada, cada lugar, cada
espacio tendrá su sentido y significado. Probablemente vivirás en una casa bien
distribuida, llena de luz, ventilada y funcional. Tendrás además unos cuantos
ejemplares de revistas de arquitectura o decoración sobre la mesa de la sala de
estar, como si se tratase de la sala de espera del dentista y que no se sabe
muy bien quien las va a leer, porque visitas tendrás pocas, que no engañas a
nadie.
En una esquina, o lo que para tu pareja es el lugar
idóneo, no faltará la típica silla de diseño que solo conoce él y sus amigos
arquitectos y que, por el mismo precio, tú te hubieras comprado una silla
similar, un sofá, la Thermomix y un bono de hotel para el fin de semana.
2.- Vida
social: Es
importante que la vida social que hagan en común no la compartas con más
arquitectos, con uno es suficiente. Ten en cuenta que tienen una forma de
hablar bastante rara, peculiar y difícil de entender, fruto de escuchar a su
profesor de proyectos durante horas lo que podría decir en 10 minutos. Son años
de experiencia inalcanzables para el resto de los mortales.
Evita los corrillos de arquitectos donde se meta tu
pareja, aprovecha para desmarcarte e ir al baño o a pedirte una copa, de lo
contrario ten claro que te encontrarás más perdida que Falete en Naturhouse. Si
no haces caso a este consejo te expones a que tus oídos escuchen palabras como
apaisado, sostenible, orgánico, conceptualizar, etc. aunque el tema de
conversación sea que este año ha llovido poco.
03.- Viajes: Viajar con alguien que haya
estudiado arquitectura es un verdadero estrés. No pienses que te vas a ir de
escapada romántica el fin de semana a un hotel rural, más bien te irás de
escapada a Barcelona, Berlín, Roma o Marsella, …que puede sonar mejor a priori,
pero no.
El día comenzará tempranito, casi saliendo el sol,
para aprovechar y visitar esa obra de arquitectura que es un referente para él
pero que a ti no te dice nada y que te suena de haberla visto en una de tus
revistas de arquitectura que no lee nadie. Será el primero de los diecisiete
edificios que te quedan por ver en una jornada maratoniana.
Olvídate de traerte como souvenir el típico dedal o
el imán para la nevera, los souvenires que te traerás serán la típica camiseta
de “Less is More”, una lámina pequeñita de la ciudad (si es una acuarela mejor
que mejor) y una piedra del jardín del edificio visitado.
04.- Ir de
compras: O
lo que es lo mismo, la muerte a pellizcos. Deberás armarte de paciencia con una
persona que se siente como pez en el agua en Ikea. Se parará en todos los
escaparates de las tiendas de mobiliario, inmobiliarias y galerías de arte,
entrando en estas últimas siempre que fueran gratuitas.
En cuanto a vestimenta optará siempre por prendas
sobrias, de colores oscuros y que le puedan durar en el armario un mínimo de 20
años. Algo con lo que pueda destacar por encima de los demás.
Tu pareja boba no es, así que, aunque no tenga ni para
pipas, se probará o elegirá ese artículo con más de tres dígitos. Tiene una
tendencia natural a acercarse a lo oneroso.
05.- Su
trabajo: Seguramente
será autónomo, es decir que algún que otro fin de semana tendrás que hacer
planes por ti misma, ya que él tendrá que terminar una de esas entregas de las
que tanto habla.
Reza para que su lugar de trabajo sea diferente al
lugar que compartís como hogar, porque como sea el mismo, el potaje que se
forma es de órdago, pudiéndote encontrar documentación suya hasta en el baño y
escalímetros donde la cubertería.
Cuando no tengan planes o no sepan que hacer,
seguramente te propondrá ir a visitar las obras que está haciendo, como si se
tratara de algo apasionante, cuando en realidad no le interesa a nadie y menos a
tu pareja, pero eso de que le puedan ver a pie de obra como máximo responsable,
con su casco y todo, hace que su ego aumente y se sienta bien consigo mismo.
Por eso, no está de más que le des de vez en cuando ese placer.
Con estas pautas ya sabes a lo que atenerte, por eso
cuando tu amigo te presente a su primo abogado no lo dudes y lánzate a por él,
no sea que termines el resto de tus días con un arquitecto.
Espero
que hayan disfrutado leyendo este post tanto como yo escribiéndolo. Un saludo.
@ruymangsicilia