Antes
de que comiencen esta, amena y entretenida lectura (al menos eso
es
lo que espero) quiero avisarles que el post de hoy puede resultar
pretencioso, ególatra y bastante pedante, aderezado además con el
toque de frikismo que tienen siempre estos temas. Avisados quedan, no
obstante también decirles que una vez al año no hace daño, pero
por si las moscas tengan a mano las bolsitas de papel que tienen
delante de sus asientos.
Poco
o nada se habla del poder que tienen los arquitectos. Ya nos gustaría
tener superfuerza, poder volar, atravesar paredes y fulminar objetos
solo con nuestra mirada, pero no, como mucho a lo que llegamos es a
tener un medidor con laser y poco mas. No somos una especie de
arquitectos mutantes, excepto los días posteriores a una entrega,
que sinceramente parecemos cualquier cosa menos humanos.
Yo
me refiero a otro tipo de poder, menos palpable y más visual, pero
con la misma fuerza. No todos tenemos el mismo dominio sobre las
materias que tocamos, somos diferentes afortunadamente. Tal y como
pasa en las películas o en los comics, Hulk tiene una fuerza
descomunal, pero le es imposible ponerse en vertical en una pared
como hace Spiderman. En el mundo de la arquitectura pasa tres cuartos
de lo mismo, hay algunos que tienen un super poder, otros tienen un
poder destacable
y otros tenemos un poder discreto,
un micro poder … pero oye, es un poder al fin y al cabo.
Comencemos
por señalar uno de ellos y a la par el mas importante: la capacidad
que tienen la mayoría de los arquitectos de transformar el espacio
físico, de cambiar un lugar por pequeño que sea, de organizar un
kaos, en definitiva de cambiar la realidad, ya lo decía Álvaro Siza
“Los
arquitectos no inventan nada, solo transforman la realidad”.
Analizándolo fríamente este es un poder acojonante, como de la
nada, podemos crear algo, que será algo increíble o una auténtica
porquería, pero oye, algo es algo, valga la redundancia.
Si
uno se pone a pensarlo fríamente y salvando las distancias, este
poder es asimilable al poder de un Dios, que si bien se necesitaron
seis días para crear La Tierra, nosotros necesitamos dos meses para
redactar un proyecto de una vivienda unifamiliar, siempre y cuando el
cliente no sea muy caprichoso. Este poder se puede ver como una
vitud, un don, o todo
lo contrario, se
puede ver como un arma de doble filo y
que muchos compañeros se crean dioses, convirtiéndose no en super
héroes sino en super villanos. No entienden o no quieren entender
que hay vida detrás de un simple título universitario, que si, que
nos faculta para hacer muchísimas cosas, pero que ni nos otorga la
verdad suprema, ni nos coloca por encima del resto de profesionales.
A veces es como si tuvieramos
el enemigo en casa, como la oveja descarriada, como el traidor en una
banda de ladrones, un ángel caído ..., porque este poder te puede
volver bastante tonto. Eso si, lo bueno que tiene es que te pone
sobre aviso, quiero decir, que no es un poder oculto, sino que al
tonto se le ve a la legua, y si encima el tonto es arquitecto pues
daña la vista.
Green Latern tiene un anillo,
Thor un martillo, Lobezno unas garras de adamantium, … y los
arquitectos tienen una firma. En muchos casos no nos damos cuenta del
poder que tiene eso, una firma, como algo tan sencillo puede acarrear
tantas consecuencias, buenas, malas y nefastas.
“Un
gran poder conlleva una gran responsabilidad” le
decía el tío Ben a Peter Parker, si bien la frase se la tomó
prestada Stan lee a Franklin D. Roosvelt. En el caso de los
arquitectos esa es la clave, la responsabilidad que colleva nuestro
trabajo, que parece que nadie la ve, pero que está ahi ...y vaya que
si está.
Siempre
he defendido que los arquitectos cobramos mas por la responsabilidad
que acarrea nuestro trabajo (mal cobrada por cierto) que por el
trabajo en sí. Parece mentira que no nos demos cuenta del problema
en el que nos podemos ver envueltos por el simple hecho de que tu
firma aparezca en un documento técnico, convirtiéndote en el máximo
responsable del mismo aunque no lo hayas hecho tu. Por eso antes de
lanzar este poder, uno debe estar seguro de saber controlarlo y no
utilizarlo a la ligera.
Si
bien no tenemos visión de rayos X, si que tenemos visión espacial y
eso si que está guapo. Cuando una persona normal y corriente se pega
semanas recortando revistas de decoración y moviendo los muebles del
salón al menos 20 veces para ver como queda la nueva distribución
que ha pensado, a nosotros nos sobra con cinco minutos en la estancia
para sacarle el máximo partido.
Cuando
hay una junta de vecinos todos
quieren saber tu opinión, eres
el Boss. Cuando hay una parcela residual, de forma triangular y con
no mas de 50 metros cuadrados, ya te las arreglas para sacar una
vivienda de dos plantas. Cuando hay un problema en una obra, al
primero que llaman para que le des una solución es a ti … Son
tantos los poderes que tenemos que no nos damos cuenta de cual es
nuestro límite, de hasta donde podemos llegar, y cuando uno se pasa
ese límite suele convertirse en tonto, un arquitecto tonto.
No
todo es maravilloso en el mundo de los super héroes, todo yin tiene
su yang. Supermán tiene la kryptonita,
una sola cosa que le debilitaba, en cambio nosotros tenemos unas
cuantas: la administración, la propiedad, la contrata, algunos
compañeros, etc. Las suficientes para desquiciarte y que con ello
pierdas el poder que se te ha otorgado. No obstante prefiero quedarme
con lo que pasa en el 95 % de las películas de este género, que al
final se impone el sentido común, la profesionalidad, el buen hacer…
en
definitiva que
al final siempre ganan los buenos.
Disculpen
por la calidad de los fotomontajes, pero el poder sobre el photoshop
no lo tengo dominado aún.
Espero
que hayan disfrutado leyendo este post tanto como yo escribiéndolo.
Un saludo.
@ruymangsicilia