lunes, 16 de mayo de 2016

Quiero ser arquitecto

Pero que dices criatura... ¿Lo estás diciendo en serio? ¿Tú sabes en donde te vas a meter? Miraaa… de verdad… hazme el favor de tomarte un tiempo, te das un paseo largo por la playa, o por el parque si vives en el interior, y lo consultas veinte veces con la almohada, ...porque una vez se dé el paso ya es muy difícil volver atrás.

Piénsalo bien anda, con lo divertido y apasionante que debe ser hacerte médico, todo el día curando pacientes o amputando miembros, o abogado, un orgullo para la familia y una emoción el ponerte la toga de vez en cuando, e incluso biólogo, porque no, todo el día en el campo estudiando la fauna que te rodea, pero … ¿arquitecto? En serio, no te dejes engañar y se inteligente (todos mis respetos a los gremios de la medicina, abogacía y biología, faltaría más).

Puede parecer un comienzo de post un poco desesperanzador, casi apocalíptico, pero hablando con conocimiento de causa (y no soy el único que piensa así), desde hace un tiempo a esta parte tengo la sensación de que me engañaron, de que me estafaron, de que me tomaron el pelo. Como dijo Homero “el engaño es uno de los conceptos más ligados a la historia de la humanidad”, y eso que Homero no estudió arquitectura.



Todo un fraude a la altura del famoso timo de la estampita. Puede ser que exagere un poco, pero luego pienso en el nivel de indignación por el que he pasado en estos últimos años (y estoy pasando) y no, no exagero nada. Dejen que al menos me desahogue un poco.

Uno comienza a estudiar una carrera dura, complicada, difícil, en la que muchas veces te dan ganas de mandarla a tomar por donde la espalda termina su nombre. Pero no, uno aguanta con la convicción de que ha nacido para esto, con la idea en la cabeza de que cuando te incorpores al mundo laboral serás alguien. Con alguien me refiero a un profesional, no a un dios, pero tampoco a un mindundi, alguien con la capacidad suficiente como para labrarse un futuro en algo que le apasiona.

Ten en cuenta que de todo lo que estudies en la carrera, en tu vida laboral aplicarás el 15 % de lo aprendido, y siendo generoso, el resto no sirve para absolutamente nada, únicamente para hacerte perder el tiempo. Supongo que será como muchas de las carreras que se cursan, pero que, una vez terminada, se echa en falta muchas asignaturas o temarios que nos vendrían de fábula a los que ejercemos esta profesión. Del mismo modo que eliminaba de un plumazo muchas asignaturas, que para humanidades o filosofía vendrían muy bien, pero no para arquitectura.

Ya luego, cuando aterrices en el mundo real, echarás en falta alguna asignatura de economía o de marketing, porque un estudio no se monta solo y los clientes no van a hacer cola por fuera, hay que currárselo y bastante. Ya verás lo divertido que es cuando pasan y pasan los meses y lo máximo que te ha entrado es un certificado de eficiencia energética (otro engaño mas).

El arquitecto de hoy en día no es el arquitecto de hace quince años. El arquitecto de hoy en día es un cero a la izquierda que se tiene que buscar la vida en otros sectores que, en muchos casos, nada tienen que ver con la profesión. Es un cero a la izquierda porque no se valora ni su profesionalidad, ni su responsabilidad, ni su persona y encima los pocos que quedamos nos dedicamos a regatear nuestro salario como si fuera una feria, una tómbola… que guay, que guay, que guay, otra mountain bike.



Amigo, piénsatelo bien porque esto no es lo que era y ojalá la situación cambie cuanto antes, pero a medida que pasan los meses soy cada vez mas pesimista. No por la falta de trabajo, sino por la falta de necesidad que tiene la sociedad de nuestro trabajo. A muchos compañeros les he oído hablar de que nos encontramos ante una profesión a punto de extinguirse, que puede sonar muy catastrofista, un futuro muy oscuro, pero al final me van a convencer de que será así, por mucho que nos duela.

El otro día, en una red social, hicieron una encuesta en la que preguntaban lo siguiente: “¿Crees que sobran arquitectos?”. La respuesta fué que sí, con un 63% de los votos. Si quieren saber cual fue mi voto diré que el de la mayoría, no por egoísmo, como alguno decía, sino porque así lo siento. Las escuelas están masificadas de alumnos a los que encima forman mal, dándole la espalda a una realidad difícil de asumir.

Es el momento de pensarnos bien las cosas, de parar un momento y reflexionar, de pensar en que dirección nos movemos y si la figura del arquitecto es necesaria. Para mi lo es desde luego, pero no por el camino que estamos siguiendo, no se puede regalar más el trabajo, no podemos regalar más nuestra responsabilidad. Un médico es necesario, un abogado es necesario, un biólogo es necesario … ¿Por qué no iba a serlo un arquitecto?.



Si no te he convencido y continúas con las ganas de estudiar arquitectura, con ese sueño o esa ilusión de convertirte en arquitecto, puedes darte una vuelta por estos enlaces en donde te vendrán bien algunos consejos.



Espero que hayan disfrutado leyendo este post tanto como yo escribiéndolo. Un saludo.

@ruymangsicilia